Seis millóns de persoas están sen traballo en España. Son máis que a totalidade
da poboación de Dinamarca ou Finlandia. Hai dous anos Mariano Rajoy, desde a
oposición, bramaba contra Zapatero cando o número de parados chegou aos cinco
millóns. Prometeu rematar coa crise,
recuperar o emprego e mellorar o benestar. Fixo
todo o contrario, mais non da ningunha explicación aos que foron enganados.
Permanece agochado, en silencio, mentres aumenta o sufrimento e a incerteza para a inmensa maioría.
A sangría continúa: desde a imposición da reforma laboral España perde un emprego por minuto. Nos tres primeiros meses deste
ano cada día perdéronse 3.600 postos de traballo.
Moitas familias viven na desesperanza, afogadas pola
falta de ingresos e pola ausencia dun
horizonte alentador. Este goberno impón
medidas de restricción (deseñadas e dirixidas polos especuladores financeiros
internacionais) que só serven para producir máis malestar colectivo e afondar
nas desigualdades sociais. En ano e
medio retrocedemos na historia máis de tres décadas. A perda de dereitos
laborais e protección social é tremenda. Os sindicatos solicítanlle a Rajoy
unha reunión de emerxencia nacional
para abordar o problema. Él non se digna en responder. Pero hai persoas no PP
que deixan ben clara a súa posición. A delegada do goberno en Cataluña, María de los Llanos de Luna, afirmou (o mesmo día en que se coñeceron as dramáticas
cifras do paro): “Es importante que haya pijos y ricos, que son los que luego gastan y
consumen”.


Mais con estas
prácticas a xestión económica deste
goberno é un absoluto fracaso. O
economista Manuel Lago sinala que Rajoy puxo a reducción do déficit público
como obxectivo central: pechou o 2012 co 10.6%, o peor da Unión Europea. Pero
ademáis as políticas impostas están a provocar unha recesión económica que se
está a converter nunha depresión. Por eso, conclúe, “si seguimos con el austericidio solo habrá más sufrimiento, más dolor,
se destruirá más tejido productivo pero no habrá ninguna mejoría real en el
déficil ni en la deuda pública”.

Agora pretenden enmascarar a súa actuación mediante xogos de
palabras. Se non fose pola dor que provocan serían desternillantes a maioría
das comparecencias ministeriais. Rajoy cuestionou a hipótese do cambio
climático baseándose nas opinión dun primo seu. Fátima Báñez pideu a
intervención da Virxe do Rocío para saír da crise. Arias Cañete, ministro de
Agricultura e Alimentación, aconsella comer os ioguras caducados e recomenda a
ducha fría para aforrar. Pero a incompetente ministra de Emprego foi más alá: cualificou a emigración forzosa da mocidade
como “movilidad exterior, porque hay quien busca oportunidades laborales
y formativas”. Temos a xeneración máis preparada e culta da historia deste
país que se ve na obriga de buscar no estranxeiro o futuro que aquí se lle nega
e a principal responsable da situación despacha o tema con esta frivolidade.
Resulta preocupante comprobar en que máns está o noso destino colectivo.
Un nuevo post, tan documentado y crítico como viene siendo habitual en este magnífico blog.
ResponderEliminarMe voy a permitir repetir aquí un comentario que ya volqué en otro blog, crítico también.
Nos hallamos ante una paradoja aparente: sabemos qué es lo que ocurre; ¿por qué no lo cambiamos?
Hablas de la generación más preparada. Tengo dudas de que sea así; concentran más titulaciones que cualquier otra generación previa, saben inglés y todo eso. Pero no han pasado hambre de muchas cosas, sin llegar al extremo, que todo se andará, del hambre física. Carecen de la brutalidad y sabiduría de ese estímulo, que podría hacerlos revolucionarios.
¿En qué están preparados los jóvenes? No creo que un ingeniero de telecomunicaciones lo esté más allá de su profesión ni que un médico sepa más que de Medicina (hablo en términos generales, por supuesto, exagerando incluso).
No. No hay mejor preparación, desde mi miopía, más allá de la técnica. Falta soledad, cabreo, hambre de muchas cosas, a quienes, desde su juventud, podrían liderar para liberar.
En cuanto a los que ya somos mayores, sé menos. Yo nunca milité en ningún partido o sindicato, ni ahora ni cuando eran ilegales, nunca fui clandestino por nada ni en nada. Es ahora, nunca es tarde, cuando me he hecho rebelde, como cantaba Jeannette, porque el mundo me ha hecho así. En ese sentido, no puedo aconsejar a nadie desde mi propia comodidad. Pero dudo que puedan hacerlo los que vieron recompensadas sus carreras delante de los “grises”. Conozco médicos del 68 que llegaron a gerentes (and beyond) y que hicieron de la carrera física carrera política y económica. ¿Podrían aconsejar ellos desde su instalación en el poder y en la abundancia? ¿Desde su posición de tertulianos? Lo dudo.
Vivimos en un mundo de traiciones. De la izquierda a sus ideales, de la Iglesia al Evangelio, del amigo a la amistad.
Ningún inepto se rodeará jamás de alguien al que perciba mejor que él. En mi hospital se nombran jefes de servicio a dedo y son esos jefes los que a su vez contratan a adjuntos a dedo. En ese contexto de docilidad máxima, ¿podemos esperar algo en ese microcosmos que es un hospital? Sigo creyendo que sí, pero parece una esperanza estéril.
En una sociedad individualizada al extremo gracias a, o por culpa de, la tecnociencia, y carente de relatos que canalicen ansias, sólo queda la opción rebelde, también individual, la postura ética que diga sí o no cuando y a quien haya de decirse. De ella surgen las plataformas que estamos viendo y que rápidamente tratan de denigrar los políticos “profesionales”, los que han nacido en casa bien, los que nunca han tenido problemas por ser hijos de su papaíto. Que echen a la calle a los pobres, a los que han vivido fuera de sus posibilidades y también a los que han vivido dentro de ellas, porque sí, porque les ha tocado, por parias… y que los echen con sus hijos y sus viejos. Que aprendan a ser responsables, aunque ya no puedan saber qué significa eso ahora. Y que no se les ocurra después molestar a las buenas gentes con escraches, palabra fea donde las haya.
¿Cuánta hambre de alimentos, de justicia, de ideas, necesita esta sociedad para echarse a la calle en la que se pasea, pero también a la "calle" de los colegios, de los hospitales, de las empresas, de las grandes superficies, de los medios de comunicación, de la sede episcopal, de los partidos, etc. etc.
No cabe hablar de un retorno de movimiento obrero atomizado por la globalización ni de una toma de conciencia por parte de una Universidad enajenada, servil a la tecnociencia boloñesa
Ya está bien de sumisión impuesta y de servidumbre voluntaria.
Que sea cierto el eterno retorno y que vuelva Nietzsche en forma de Zaratustra.
Gracias, Javier, por ilusionarme y devolverme la confianza en el ser humano. Gracias por pensar bien, expresarte mejor y tener sentimientos. Ninguna de estas cosas son frecuentes.
ResponderEliminarUn saludo de una republicana
¿Por qué no lo cambiamos? Por cobardía Los españoles preferimos vivir arrodillados Participamos en la escena final de "La lengua de las mariposas", creo que desde que imaginariamente sucedió Como mucho, igual que en tu maravilloso comentario, nos confiamos a la venida de un Mesias...
ResponderEliminar1º MAYO 2013.
ResponderEliminarSi nos roban la esperanza; queda el cabreo, la desobediencia y la lucha activa.
Salud y República.
Si en verdad somos la generacion mejor preparada, esa no está en el gobierno.
ResponderEliminarcertero el blog de Pablo. Emocionante la respuesta de Javier....cuanta razón tienes¡¡¡
ResponderEliminar